Galileo Galilei

OBSERVADORES DE LA LUNA

La publicación de la obra Sidereus muncious (1610) en la que Galileo anunciaba sus observaciones de la Luna con un telescopio, motivó que los astrónomos de la época se lanzaran a estudiar el satélite con el nuevo instrumento y, sobre todo, a cartografiarlo con detalle.

En este sentido, hubo dos trabajos cartográficos que se destacaron sobre los demás: Selenographia (1647), de Hevelius, y Almagestum novum (1651), de Giovanni Battista Riccioli.

Ambos mantuvieron su vigencia durante siglos, pero finalmente se impuso la mayor brevedad de los nombres de Riccioli: de hecho, constituyen la base de la nomenclatura actual, adoptada en 1919 por la Unión Astronómica Internacional (UAI).

LA CARRERA HACIA LA LUNA

Durante la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética mantuvieron una dura competición tecnológica por conquistar el espacio y, por supuesto, la Luna. La teoría decía que era factible llegar hasta allí, pero había que demostrarlo técnicamente.

Recorrer la distancia hasta la Luna y depositar suavemente un objeto en su superficie demostró ser un verdadero desafío. Hubo múltiples intentos fallidos pero la URSS tomó la delantera en 1959, cuando la nave Luna 2 se convirtió en el primer objeto artificial en impactar contra la Luna.

Ese mismo año, Luna 3 obtuvo las primeras imágenes de la cara oculta de la Luna. Más tarde, Luna 9 ejecutó el primer alunizaje controlado (1966) y Luna 17 depositó el primer rover. Pero esto no significaba nada en comparación el reto más grande: llevar un ser humano.

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Fotografía del lado lejano de la Luna, tomada por la sonda Luna 3

La primera fotografía de la cara oculta de la Luna, un mosaico de 29 imágenes tomadas en 1959 por la sonda Luna 3.

Fotografía de la Luna tomada por la sonda sonda Lunar Reconnaissance Orbiter

Una composición reciente de la misma región, realizada 50 años más tarde a partir de los datos de la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter.

APOLO 11, LA LLEGADA A LA LUNA

El 16 de julio de 1969, el cohete estadounidense Saturno V despegó del centro espacial John F. Kennedy con los astronautas Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins a bordo. Entró en órbita 12 minutos después y tras orbitar alrededor de la Tierra tomó el empujón necesario para llegar hasta la Luna.

A pesar de ello, tardó 3 días en llegar a nuestro satélite. El 20 de julio, Collins, piloto del módulo de mando y servicio con el que debían regresar a la Tierra, desenganchó el módulo lunar Eagle con Armstrong y Aldrin en su interior.

Estos, al percatarse de que aterrizarían en un lugar pedregoso varios kilómetros al oeste del punto previsto, forzaron un descenso semimanual. Alunizaron cuando al Eagle le quedaban solo 25 segundos de combustible. Armstrong exclamó entonces: “El águila ha aterrizado” y descendió por la escalerilla a hacer historia.